La elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia supuso un cambio en la forma de gobernar y hacer política. Su llegada al poder representó el inicio del primer gobierno de corriente ideológica de izquierda en la historia del país. No obstante, de acuerdo con la promesa de diálogo y consensos, algunos partidos políticos de corte tradicional se han unido al Pacto Histórico. Jorge Eliécer Tamayo, Representante a la Cámara del Partido de la U, fue uno de los puentes con la administración Petro, para lograr que su partido se declarara parte de la bancada de gobierno.
Por: María José Parra
Jorge Eliécer Tamayo Marulanda es un político, abogado y gestor social colombiano. Fue concejal de Cali durante los periodos 2004 – 2007 y 2008 – 2011, además, se ha desempeñado en la docencia universitaria, dirigencia deportiva, en empresas públicas y privadas. En los comicios electorales de marzo del 2022, fue elegido por tercera vez como Representante a la Cámara por el Valle del Cauca. En su trayectoria, la educación ha sido una de sus más grandes apuestas para reducir la desigualdad en el Valle del Cauca y Colombia.
El representante Tamayo ha logrado consolidar una base electoral en el Partido de la U, que se declaró parte de la bancada de gobierno del presidente Gustavo Petro. Esta alianza fue bastante sorpresiva, teniendo en cuenta que, a lo largo de su historia, el Partido de la U había tenido mayor cercanía con los partidos tradicionales. Jorge Tamayo afirma que, desde el periodo electoral, existía una afinidad programática con Petro, y que esta unión es fruto del diálogo y el objetivo en común de resolver los problemas estructurales que afectan a la sociedad colombiana.
¿Por qué decidió involucrarse en la política?
Es una historia muy antigua. Yo tenía tres grandes sueños: ser docente, ser dirigente deportivo y ser político, congresista. Y los tres los he realizado. Mi trabajo social siempre lo hice con las comunidades, en lo cívico, lo deportivo y lo cultural.
Cuando ingresé a la universidad ejercí un liderazgo en el campo de la política. Fui representante de Consejos Estudiantiles y del Consejo Superior de la Universidad, desde la Facultad de Derecho. Posteriormente egresé, me dediqué a la empresa pública y privada, fui directivo universitario y fui electo concejal de Santiago de Cali.
Siempre me gustó el trabajo social y la política la hice desde lo social, me enfoqué esencialmente en los temas de la educación. Esa ha sido mi pasión, trabajar por resolver los problemas de la educación en Colombia, en Cali y en el Valle del Cauca. Ahí nace mi interés por la política.
Usted es, actualmente, representante a la cámara por el Partido de la U. ¿A qué se debe su afiliación con el partido? ¿Cuál es un factor diferenciador entre el Partido de la U y los demás partidos colombianos?
El Partido de la U nace de la separación de varios miembros del Partido Liberal, algunos del Partido Conservador y otros sectores sociales. Empiezan a trabajar cerca, en ese entonces, del Gobierno de Álvaro Uribe, y por eso se estructura como un partido de derecha. Para la época yo era concejal del Partido Liberal, entonces quedé con un pie en el Partido Liberal y el otro pie en el nuevo Partido de la U. Para mi segundo periodo fui electo concejal por Partido de la U.
El partido nace con mucha esencia y contenido social, pero con una orientación de derecha, situación que yo, desde lo social, aceptaba, pero no era mi identificación. Siempre he sido de orientación de centroizquierda, progresista.
Son más las coincidencias que las diferencias entre Liberales, Cambio Radical y el Partido de la U. Hay un poco más de estructuración de derecha en Cambio Radical. Yo creo que la mayor diferencia está en la forma del trabajo, que en el Partido de la U está orientada desde lo social.
¿Usted diría que, a pesar de que el Partido de la U tuviera una orientación de derecha, aquello que lo atrajo fue el componente social?
Claro, eso fue con lo que me identifiqué. Nacimos con esa vocación y la hemos mantenido en el tiempo. El Partido de la U se convirtió en un partido de centro, producto del ejercicio que tuvimos con el Gobierno de Juan Manuel Santos, en el que lideramos el tema de la paz en Colombia, los temas sociales, la búsqueda de la reincorporación de los movimientos guerrilleros insurgentes en la vida política civil. Hoy el Partido de la U se orienta más hacia el centro y me siento mucho más cómodo siendo de centro.
Ocurrió esa transición hacia el centro, pero actualmente el partido se declaró parte de la bancada del presidente Petro. ¿A qué se debe el respaldo a un gobierno y a un partido de izquierda que, desde tiempos de campaña, prometió un cambio en el ejercicio de hacer política?
El Partido de la U inicialmente sacó su candidato, Enrique Peñalosa. Participó en la consulta interpartidista del Equipo por Colombia, en la que ganó Federico Gutiérrez. Acompañamos a Federico, pero fue sobrepasado para enfrentarse con Petro y apareció la candidatura de Rodolfo Hernández, que yo bajo ninguna circunstancia iba a apoyar. Yo venía con algunas coincidencias de tipo ideológico y programático con Petro, entonces empezamos a hacer un ejercicio de cercanía. No lo hice público, pero todos mis seguidores sabían que yo tenía afinidad y estaba tácitamente apoyando a Petro.
Una vez elegido Petro, fui un espacio fundamental de acercamiento. Logramos dialogar con el presidente Petro y acordamos unos propósitos, entre ellos, trabajar por la paz, la defensa de la propiedad privada con una función social y el fortalecimiento de la educación, sobre todo de la pública. Después, el gobierno nos invita a formalmente a declararnos partido de gobierno. En el marco de esos acuerdos, decidimos acompañarlo con la bancada de Cámara y Senado.
¿Cómo describiría el ambiente y las dinámicas al interior del partido cuando el respaldo fue hacia Federico Gutiérrez, quien dista un poco de su posición ideológica?
En mi campaña, la lectura que tenía del contacto con las comunidades era que la gente quería un cambio. El Partido de la U saca, para la Cámara, aproximadamente 270.000 votos, saca 3 representantes. Pero, Peñalosa, el candidato del partido, saca sólo 47.000 votos. La pregunta es ¿a dónde se fueron los otros 230.000 votos?
Yo estimo que un alto porcentaje estaba alineándose hacia la propuesta de Petro. Por eso, cuando se enfrentó a Rodolfo Hernández, Hernández no logró obtener una votación grande en el Valle del Cauca y mucho menos ganarle a Petro, porque ya había una tendencia en ese sentido.
¿Cuáles fueron sus principales motivaciones para ocupar por tercera vez el cargo de Representante a la Cámara?
Cuando llegué a la Cámara en mi primer periodo, hice parte de la comisión sexta y me dediqué a trabajar los temas de educación. Tenía el proyecto de creación de la Superintendencia de Educación, un órgano de inspección, vigilancia y control, con autonomía e independencia del gobierno y el Congreso de la República. El trámite se hace por comisión primera, entonces me trasladé a esta comisión, a la que hoy pertenezco nuevamente.
Logramos mejorías en la educación, garantizar su presupuesto. He participado en la creación de universidades públicas, sobre todo en la Amazonía; fui el ponente creador y estructurador de la Universidad del Trópico Amazónico, ‘Uni Trópico’. Además, impulsé la inspección y vigilancia de la educación superior (Ley 1740 de 2014) y la atención integral a la primera infancia (Ley 1804 de 2016). He incidido en mayores y mejores condiciones para los créditos ICETEX, generando estímulos para que los jóvenes de sectores populares accedan a la educación superior a través de créditos sin intereses. Esa es mi orientación en el trabajo en la Cámara, la educación.
Mencionaba el proyecto para la creación de la Superintendencia de Educación. Recientemente radicó ese Proyecto de Acto Legislativo, ¿qué nos podría contar al respecto y cuál cree que será su acogida?
Intenté durante 8 años que el gobierno me avalara la creación de una estructura de Estado que implica gasto público. Pero, nunca pude presentar el proyecto, porque nacía muerto.
Cuando hubo una crisis de la educación superior y hubo que desarrollar las funciones de inspección, vigilancia y control, se asignaron al Viceministerio de Educación Superior, mediante la ley San Martín. Pero, es un subordinado de la estructura administrativa del Ministerio y esa es una deficiencia funcional.
Esa superintendencia debe ser un ente autónomo e independiente que vigile la calidad, pertinencia y los recursos destinados para la educación en el sector público y privado. Debemos buscar una superintendencia que tenga una estructura flexible, moderna y tecnológica; con capacidad y dientes para intervenir cuando encuentre deficiencias o un uso indebido de los recursos. Además, necesitamos volver a tener centralizada la certificación de los estudios.
Ya están dadas las condiciones para poder tener nuestra Superintendencia para la Educación. Hay ambiente, la gente ha comenzado a entender el proyecto, que se necesita ese órgano con esa naturaleza e independencia.
Respecto a la acogida por parte de los demás partidos políticos, por ejemplo, el Pacto Histórico y la bancada del gobierno ¿cómo se puede articular con su agenda legislativa?
He venido dialogando con las diferentes bancadas y partidos. Yo veo disposición. También vengo adelantando diálogos, la Federación Nacional de Departamentos apoya la creación de la superintendencia, el 10 de octubre tengo reunión con la Federación de Municipios y estoy coordinando una reunión con Fecode. Me toca hacer ese ejercicio no sólo con los partidos, sino con sectores. Después me reuniré con las agremiaciones y las organizaciones de universidades. Ahí tengo mis aliados naturales, ellos van a defender la superintendencia, porque son los más interesados en que haya quien vigile la calidad y los recursos destinados a la educación.
Vamos a trabajar para convencer a los dirigentes y a los líderes de los otros partidos para que me acompañen en esta iniciativa legislativa.
Ser parte de la mayoría legislativa puede representar una gran ventaja al momento de debatir y aprobar proyectos legislativos como este. ¿Cómo se puede encontrar un balance entre formar parte de la bancada del gobierno y, a su vez, ser críticos para hacer un verdadero control político?
Yo pienso que ser de gobierno no subordina o empeña la capacidad crítica de un partido o de un legislador. Los gobiernos necesitan del control político. De la concentración del poder vino el abuso del poder, y entonces nace la democracia como solución a ese problema, fundamentada en la separación de poderes que planteó Montesquieu. Están los 3 poderes que trabajan armónicamente, pero son independientes. Nosotros no podemos perder la capacidad crítica frente al gobierno, debemos mantenerla para que el gobierno no abuse en el ejercicio del poder.
¿Considera que en este tipo de alianzas entre partidos para formar la bancada de gobierno hay de por medio la asignación de puestos burocráticos o prácticas de patronazgo? Por ejemplo, el nombramiento de Sandra Urrutia como ministra de las TIC, quien fue recomendada por el partido de la U.
Cuando usted hace parte de una bancada de gobierno, asume responsabilidades en sus políticas, en sacar adelante las iniciativas que ese gobierno presentará al Congreso de la República. Hay identidad programática propositiva en ese aspecto. Pero, a su vez, existe una responsabilidad de que ese gobierno saque adelante diferentes programas. Una ministra representante de la U va a gobernar con el presidente para desarrollar un sector de la sociedad, en este caso el desarrollo tecnológico, las TIC.
Eso está fuera de contexto de la repartición burocrática. Si nosotros tenemos una responsabilidad política, tenemos que responder y debemos colocar los mejores hombres y mujeres a sacar adelante las políticas que están comprometidas en ese gobierno. No obedeció a una entrega burocrática producto del chantaje o la extorsión, que es lo que se hace históricamente para lograr que el gobierno dé puestos a cambio de los votos. Esto es aparte, somos gobierno, hacemos una bancada que constituye una mayoría y garantizamos que el gobierno tenga la posibilidad de sacar adelante sus iniciativas, pero sin perder la capacidad crítica a través del control político.
En los últimos años, el partido de la U ha sido señalado por presuntos casos de corrupción, entre estos se encuentra Dilian Francisca Toro, directora del partido. Si bien usted no cuenta con investigaciones o procesos relacionados con corrupción, ¿qué nos puede decir respecto a estas acusaciones?
Bueno, es un tema resuelto por la justicia. Dilian no ha sido cuestionada por temas de corrupción, fue cuestionada por un tema de participación parapolítica. La justicia encontró que esta era una versión que no estaba soportada sobre hechos reales y ciertos. Tenemos unos aspectos que la justicia ha resuelto, ha exonerado a Dilian de responsabilidad frente a ese tipo de acusaciones.
Hoy Dilian goza, después de haber estado casi un año detenida en la Escuela de Formación de la Policía, de una reputación. Fue elegida por los vallecaucanos, cuenta con un liderazgo grande, con un prestigio recuperado y un reconocimiento de la sociedad vallecaucana que la tienen a punto de ser, o la próxima candidata a la gobernación del Valle, nuevamente, o a la alcaldía de Santiago de Cali.
Se avecinan las elecciones locales y las regionales del 2023. ¿Considera que los resultados de las últimas elecciones presidenciales pueden tener repercusiones en esta contienda electoral?
La presencia y los resultados electorales del Partido Histórico son una realidad. Así algunos dirigentes del Partido de la U planteen que al Petro ser presidente, iba a incidir negativamente en el espacio de los otros partidos políticos. Me parece que es un análisis ligero que no tiene un componente sociológico. Petro recogió una inconformidad de la sociedad colombiana frente a unos problemas que no hemos resuelto. Se necesitaba una intervención directa, una respuesta clara para los sectores menos favorecidos, que están marginados de los desarrollos económicos y sociales del país.
La sociedad colombiana es una pirámide de desigualdad que se expresó en el estallido social y, de no intervenirse, hace inviable esta democracia. Esa partición política que generó la presencia de Petro en la presidencia desde luego va a incidir, porque aparecen unos nuevos jugadores en la política local. Van a estar presente las expresiones afines a él, pero también nosotros, que estamos hoy con el gobierno. Tenemos un empoderamiento social muy grande, nos alineamos con las políticas sociales del presidente Petro y también jugamos en ese escenario. Hoy no somos contradictores, por el contrario, somos gobierno. Somos responsables de las políticas del gobierno de Petro y estamos ayudando a construirlas.
En estos primeros dos meses del gobierno del presidente Petro, ¿cree que se han presentado mensajes o indicadores de cambio en el ejercicio de la política?
Sí, claro. Cuando el gobierno te está diciendo, por ejemplo, que hay que formalizar el empleo público, hay una posición clara. Cuando está diciendo, correspondiente a la propuesta de campaña, que necesitamos que quienes tienen mayor capacidad económica, tributen más. Estamos escuchando al presidente hablar en el Foro Internacional del problema de las drogas. Además, afirma que Colombia está en disposición de liderar proyectos de conservación de nuestra biodiversidad y generar oxígeno para el mundo en la Amazonía colombiana. Esas son políticas muy diferentes.
¿Cuáles son los retos más grandes a los que se enfrenta en esta legislatura y qué es lo que desea lograr en este periodo?
Creo que uno de los retos más grandes es resolver el problema del hambre, implementar toda la política de seguridad alimentaria, ya que lo que vimos en la protesta social es gente con hambre. Debemos lograr que todos los colombianos tengan acceso permanente y suficiente a alimentos de calidad. A su vez, debemos resolver de manera urgente el problema de la educación y el tema de los jóvenes.
Tengo grandes expectativas, pero tengo esperanza, porque este Congreso ha cambiado. Hay mucha gente nueva de todos los partidos, sin experiencia, pero con todo el propósito de aprender. Ese es uno de mis papeles en el Congreso, orientar a estos jóvenes congresistas para que aprendan a hacer bien su tarea y le den al país una producción normativa de calidad, que busque resolver problemas estructurales de nuestra sociedad.
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